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martes, 23 de febrero de 2016

¿Hasta qué punto puede influir el color en las decisiones de los consumidores?


Azules y verdes, entre las mejores elecciones para los colores corporativos
¿Hasta que punto puede influir el color en las decisiones de los consumidores?
Optar por un color y otro en un anuncio, un producto o un logo no es una cuestión baladí. Evidentemente, todos somos conscientes de que los colores influyen en un primer momento en la atracción visual que nos genera cualquier objeto, pero solemos pensar que el hecho que un logo sea rojo o negro no va a cambiar nuestra percepción de la marca o nuestro recuerdo de ella.
Nos equivocamos. Lo cierto es que la elección de los colores va mucho más allá de un tema de atención y atracción visual y acaba afectando incluso a nuestras decisiones de compra. Así lo revela una nueva infografía de TruConversion donde aprendemos que el 90% de la valoración de un producto se basa únicamente en el color o que el 85% de los compradores eligen el color como la principal razón para comprar un producto en particular y no otro. Y dos tercios de los consumidores no comprarían un aparato si no está disponible en su color favorito.
Además, el color incrementa el reconocimiento de marca en un 80%, lo que ayuda a una mayor confianza del consumidor, que se siente más seguro con una marca que ya conoce. Pero el color también tienen una importancia vital en la publicidad: los anuncios en color de las revistas reciben un 26% más de atención que aquellos en blanco y negro.
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Desde las empresas son muy conscientes del poder de las empresas, y 9 de cada 10 ejecutivos creen que la elección de los colores puede ayudar (o por el contrario, dificultar) la atracción de nuevos clientes y creen que el recuerdo de marca es mayor cuando se usa el color de forma corporativa. El 81% también cree que una elección acertada de los colores puede darles una ventaja competitiva.
¿Cuáles son los mejores -y peores- colores para seducir al consumidor?
Analizando los logos de las 100 marcas más importantes del mundo una cosa queda clara: mejor concentrar la atención en unos pocos colores. El 95% de esas empresas utiliza únicamente uno o dos colores, mientras que el 5% apuesta por al menos tres tonos diferentes. Además, la gama cromática del rojo es la más empleada, por un 33% de las empresas, aunque azules y negros, utilizados por el 29% y 28% de compañías también son muy populares.
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En realidad, no se puede hablar de colores buenos y colores malos, ya que cada tono tiene unas implicaciones diferentes para la mente del consumidor, y no es lo mismo elegir el logo para una marca de lujo que para otra de comida casera. Ahora bien, aún teniendo todo esto en cuenta, sí hay determinados colores que resultan atractivos para muy pocas personas, y que las marcas harían bien en no elegir como corporativos (ni como protagonistas de sus productos). Entre las mujeres, los tonos más odiados son el gris, el naranja y el marrón, mientras que los hombres se quedan también con naranja y marrón, e incluyen el rosa.
Por contra, entre los favoritos de ambos géneros destacan verde y azul, colores muy empleados por las marcas y que además, según un estudio de las universidades de Oregon y Cincinnati, ayudan a que veamos a las marcas como más éticas. Es decir, la elección del color va más allá de las decisiones de compra, e influyen considerablemente también en la imagen de marca que tienen los clientes.
Más allá de esto, hay una serie de asociaciones que, frente a lo que puedan pensar los más escepticos, moldean nuestro concepto de marca de forma inconsciente, y hay numerosas investigaciones que lo refrendan. Así, el color azul nos hacen pensar en una marca fiable, y el verde en una ecológica, mientras que el negro nos lleva a pensar en la sofisticación y el lujo, y el naranja en el ahorro.



El co-branding es la asociación entre dos marcas diferentes, que se asocian para crear servicios o productos bajo el paraguas común de sus dos nombres.

Co-branding: Cuando la unión de dos marcas las hace más fuertes
Uno de los primeros ejemplos de co-branding, o uno de los que suelen incluirse como los primeros en los textos sobre el tema, fue una colaboración entre Renault y la firma de joyería Van Cleef and Arpels durante los años 50. Los primeros ponían el coche, los segundos un diseño especial para el volante (que iba lleno de joyas) y juntos presentaban un coche único y especial, que llamaba poderosamente la atención de los consumidores.
http://www.puromarketing.com/img/images/2016-02-22/20160222164840.jpgEl ejemplo es uno que permite ver perfectamente cómo funciona el co-branding y que es exactamente. El co-branding es la asociación entre dos marcas diferentes, que se asocian para crear servicios o productos bajo el paraguas común de sus dos nombres. Cada una de ellas aporta sus mejores características y sus principales valores de marca y los productos se convierten así en una suerte de emblema de lo mejor de ambas. Ejemplos similares más recientes y actuales, los encontramos entre marcas como Seat y Spotify, que como promoción incluía una cuenta premium Spotify a los nuevos compradores de la edición especial de su modelo Ibiza Spotify.
Las marcas emplean el co-brading como una herramienta para mejorar dos puntos concretos. Por un lado, las acciones de co-branding suelen tener un efecto en el reconocimiento de la marca (o al menos de una de las marcas concretas y en algunas de las áreas concretas en las que quieren jugar). Así, por ejemplo, las acciones de algunas marcas deportivas con marcas de nuevas tecnologías refuerzan la posición de las primeras como elementos de última generación, como firmas a la última. Por otro lado, las acciones de co-branding suelen tener un impacto directo en las ventas, ya que funcionan con el tirón de dos marcas diferentes. Esto ocurre, por poner otro ejemplo, con las versiones limitadas de ciertos productos concretos. Se puede ver claramente cuando H&M lanza una colección de un diseñador famoso: es una acción de co-branding entre ambos que tiene un impacto directo en las ventas de esos productos.
Antes de empezar
http://www.puromarketing.com/img/images/2016-02-22/20160222162947.jpgLas campañas de co-branding tienen un efecto directo en el consumidor y logran establecer de forma destacada a las dos marcas que participan en la misma. Que sean muy efectivas y que consigan grandes retos no quiere decir, sin embargo, que las marcas deban lanzarse a por estas campañas casi sin red y de forma prácticamente ciega.
El primer consejo o el primer punto desde el que deberían partir las marcas es el de escoger una marca que complemente los valores de la marca propia. El socio, en una campaña de co-branding, es muy importante, ya que los valores que representa esa otra marca que aparece ligada al producto en cuestión se acabará contagiando a la compañía asociada. Esto es lo que hace que el co-branding funcione muy bien cuando se quiere llegar a públicos a los que no se consigue llegar o cuando se quiere conseguir modificar percepciones o ideas. Por ejemplo, una acción de co-branding puede servir para rejuvenecer a la marca. Los puntos positivos son muy atractivos, pero no se puede perder de vista el lado negativo que también pueden tener. Las marcas deben tener por tanto cuidado y saber equilibrar bien lo que están haciendo.
Por otra parte, las marcas tienen que establecer muy bien cómo y en qué condiciones se hará ese co-branding. O más simplemente: Hay que marcar bien las reglas. Las marcas tienen que tener en cuenta ciertos aspectos clave que harán que las cosas vayan mejor (o peor). Así, no se puede partir sin antes hacer un mapa de equities en el que cada uno sepa lo que ganará y lo que cederá; sin marcar roles, atribuyendo funciones a cada una de las marcas; sin analizar costes, determinando lo que supondrá para cada marca; sin establecer cómo se medirá toda la campaña, creando mediciones en las que todos los jugadores estén de acuerdo; y sin marcar de antemano cómo acabará esto, dejando claro cuáles son las posibles salidas a la campaña.
Durante y después de la campaña
Pero las campañas de co-branding no solo deben estar muy bien pensadas antes de lanzarse a ellas, también hay que pensar muy bien qué se hará durante la campaña y qué se espera conseguir con ella. Estos son tambiénpuntos fundamentales para hacer con éxito co-branding.
http://www.puromarketing.com/img/images/2016-02-22/20160222163550.jpgAsí, las marcas tienen que imponerse objetivos realistas sobre lo que les reportará trabajar de forma conjunta. Es muy tentador el pensar que asociarse con otra marca solucionará todos los problemas, pero muy poco posible. Las marcas tienen que fijarse objetivos plausibles y ser fieles a ellos. Igualmente, la relación tiene que ser equilibrada. Las dos marcas tienen que crear valor y tienen que conseguir réditos de su asociación.

A todo esto hay que sumar que, como ocurre en todas las colaboraciones, todos los colaboradores tienen que trabajar para posicionar el producto en cuestión en el que están trabajando de forma equilibrada. No vale con que una parte haga todo el trabajo: las dos marcas tienen que ser capaces de posicionarse de forma destacada y dedicar tiempos y esfuerzos al trabajo conjunto.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Lo que deberíamos de tener en cuenta para evitar la insatisfacción de los clientes

El grado de satisfacción del cliente es determinante para conseguir retener a los clientes, y llegar a conseguir su fidelidad. La experiencia y nuevo empoderamiento de los clientes les lleva a ser cada vez más exigentes, conocer sus derechos y aumentar sus expectativas, respecto a las marcas.

Este  artículo nos ayudará a ser conscientes de la importancia de cultivar clientes satisfechos, y cuáles son las consecuencias que conlleva desoír sus necesidades.

En este sentido, cabe destacar que más de la mitad de los clientes cambió de proveedor o empresa durante el último año, ante una mala experiencia en el servicio al cliente. Por su parte, el 91% de aquellos clientes insatisfechos no volverá a contar con aquellas empresas que no han satisfecho sus expectativas.

Una gran parte de los clientes no manifiesta sus quejas. Por cada queja recibida, 26 clientes permanecen callados. Lo cual nos puede dar una idea del elevado número de clientes insatisfechos, de los cuales no hemos obtenido su feedback, y cuyo malestar perjudica seriamente a la marca.

Las redes sociales constituyen el escenario ideal para volcar las críticas y frustraciones de los clientes. El 45% de los clientes comparte en la esfera 2.0 sus experiencias negativas con las marcas, mientras que un 35% publica comentarios negativos, a consecuencia de una mala experiencia.

Las malas experiencias se transmiten más que las buenas. Los consumidores comparten estas experiencias negativas con el doble de personas que en el caso de las positivas. El boca a boca puede hacer estragos en la reputación de las empresas. El 85% de los consumidores transmiten sus malas experiencias en persona, mientras que los tuits enviados a los departamentos de atención al cliente impartan a más de 1 millón de personas. De ellos, el 80% son críticas, o transmiten un aspecto negativo de la marca.

Las críticas afectan a la cuenta de resultados de la empresa. El 86% de los clientes evita adquirir el producto de aquellas que encuentra comentarios negativos. Asimismo, una experiencia negativa hace huir a los clientes. El 78% de los consumidores han interrumpido un proceso de compra, a causa de un mal servicio por parte de la empresa.

La confianza de los clientes se puede recuperar pero las empresas no hacen lo suficiente para ello. El 81% de los clientes que abandonó a una marca a consecuencia de una mala experiencia afina que la empresa podría haber hecho algo para mantenerles como clientes.


De hecho, una intervención a tiempo puede evitar complicaciones innecesarias, y demostrar la eficacia de la empresa, así como la preocupación por el bienestar de sus clientes. Esto reafirmará el sentimiento de pertenencia a la marca, y tornará un problema puntual en una experiencia plenamente satisfactoria.